“La dinámica económica global ha generado lo que he llamado una tormenta perfecta, donde México tiene todas las oportunidades para convertirse en un centro de manufactura para todo el continente”, aseguró Román Caso Espinosa.
El consejero de la comisión de proveeduría de la Canacintra Tijuana y CEO del shelter Co Production International subrayó que este es un momento idóneo para México, y sobre todo para Baja California, de incrementar su participación en la cadena de suministro de las grandes industrias.
Explicó que desde el ámbito de las empresas tractoras uno de los retos es generar una aceptación, una cultura de inversión y de tener la paciencia de llevar de la mano a la industria nacional para cumplir con los estándares requeridos, según el sector de que trate.
“Por definición jurídica y fiscal de la industria de exportación, el producto o servicio que ahí se hace es para un mercado ajeno, por ende, tiene que cumplir con los estándares de otro lugar, con tiempos, con cuantías, y como nunca se ha desarrollado este vínculo comercial, la industria maquiladora ha desarrollado sus propios métodos”, anotó.
El consejero empresarial mencionó que en el momento en que se dio esa disrupción de la cadena de suministro, tras la pandemia, se rompió uno de los candados más difíciles de la gran industria, que fue buscar otras opciones.
“Esto fue consecuencia de las condiciones globales, por eso pasamos del just in time, al just in case, porque se han creado polos de producción o de suministro autónomos, de ahí que tenemos clientes que han decidido abrir polos de producción en el estado”, detalló.
A nivel del mercado masivo, dijo, se modificó el paradigma del bajo costo donde se prefiere pagar con tal de que el producto llegue, por eso se habla de “regional sourcing” o fuentes de suministro regional, para no quedarse sin la capacidad de continuidad de negocio.
En ese tenor, subrayó Román Caso, lo que México y Baja California pueden hacer es aprovechar de manera inteligente y sostenible lo que ha denominado “esta tormenta perfecta”.
“Debemos juntar esas dos mentalidades: la de la gran industria y la de la proveeduría nacional, donde las empresas mexicanas deben aprender a salir de su zona de confort y adaptarse a las exigencias de este mercado, porque esas operaciones de exportación son modelos de negocio que no se están aprovechando correctamente”, consideró.
Y es que la dinámica economía mundial de hoy día, resaltó el consejero, está en una ola increíble donde México es la costa más favorable.
“Si tuviéramos una política económica más abierta, más apuntalada a desarrollar a México como un centro de manufactura para el continente, estaríamos mucho mejor, pero para eso se tendrían que alinear varias cosas, ojalá pudiera ser más rápido, pero al final de cuentas la industria mexicana tiene la oportunidad y la misión de hacerlo”, concluyó.