Octavio Fabela Ballinas
Tijuana.- No solo es el sector formal el que reciente los efectos de la pandemia, pues el golpe también se siente entre quienes se ganan la vida en el comercio informal, sector de la economía que regularmente es considerado como el refugio para quienes terminan una relación laboral.
Andrés Soto es el responsable de un puesto ambulante de carnicería que antes de la crisis sanitaria instalaba diariamente en diferentes plazas de mercado sobreruedas, vendía bien, por eso podía pagar un jornal diario a seis personas.
Ahora, le es prohibido trabajar los sábados, domingos y martes. Eso y la disminución de clientes ha provocado que deje de contar con los servicios de cuatro de las seis personas que lo ayudan.
Contrario a lo que sucede con otro tipo de negocios, el suyo es de comida, por esta razón no ha ajustado precios para suplir los ingresos de los tres días de restricción, pese a que todo indica que le “quitarán más plazas”.
La situación no es únicamente de Andrés, pues de acuerdo con el líder de la Agrupación de Comerciantes Ambulantes “Gobernador Terán”, Pedro Castillo, de cada 10 de sus agremiados, tres ya no acuden a instalarse porque no tienen forma de surtir sus mercancías.
Otros dos no pueden trabajar pues su actividad es considerada como no esencial. La agrupación que dirige Pedro Castillo es la responsable de uno de los más grandes mercados sobre ruedas que funciona en la ciudad el conocido popularmente como “El de la Curva del Mariano”.