La delincuencia en la República Mexicana… ayer y hoy

En opinion de:

por: Miguel Meza

Los integrantes de la Banda del Automóvil Gris ante el pelotón de fusilamiento.

A nadie sorprendió que las órdenes de cateo con que operaba la banda del Automóvil Gris estuvieran firmadas por el General Pablo González Garza –mano derecha de Carranza- El escándalo era tan evidente, que en la carta abierta que el General Zapata le envió al Sr. Carranza en 1916 en la que acusó a sus hombres: “Esa soldadesca… lleva su audacia hasta constituir temibles bandas de malhechores que allanan las ricas moradas y organizan la industria del robo a la alta escuela, como lo ha hecho ya la célebre mafia del ‘automóvil gris’, cuyas feroces hazañas permanecen impunes hasta la fecha, por ser directores y principales cómplices personas allegadas a usted o de prominente posición en el ejército”. Ayer los habitantes de la República entendían que… soldados, policías y delincuentes organizados eran y son lo mismo, y como ayer, en este momento entienden que siguen siendo lo mismo. La connivencia policía-delincuencia.

Curiosamente cuando la opinión pública ejercía mayor presión sobre el General Pablo González –gobernador del Distrito Federal- la policía echo el guante de inmediato a la temible banda, y aunque el jefe, Higinio Granda logró escapar (o le proporcionaron la fuga), algunos de sus miembros fueron fusilados y a otros fueron perdonados por el propio General González. La impunidad y la corrupción, sin embargo, ya se habían apoderado de la revolución mexicana, y ayer como ahora siguen vivas (la corrupción y la impunidad), no importa el partido que detente el poder. Poco tiempo después de la ejecución, el General Pablo González Garza, se dedicó a preparar el asesinato de Emiliano Zapata, ocurrido el 10 de abril de 1919, en la hacienda de Chinameca, Morelos.

En el último cuarto del siglo XX.

El narcotráfico y la delincuencia común y organizada han crecido de manera exponencial en los últimos 25 años del siglo XX, sobre todo la industria del secuestro.

La fallida estrategia militar que de manera obcecada ha aplicado el gobierno actual para el supuesto combate a la delincuencia organizada -aumentando las violaciones gubernamentales a los derechos humanos y a las garantías constitucionales- ha detonado la violencia y la inseguridad a niveles inadmisibles, con expresiones de crueldad, terror y descomposición social inusitados. Cada vez más áreas del territorio nacional son dominadas por la delincuencia.

Las clases gobernantes y los grandes beneficiarios del sistema hacen negocio con la violencia social y la delincuencia organizada. Grandes presupuestos se invierten en armamentos, en aparatos represivos, en una muy desprestigiada -por corrupta- administración de la justicia, mientras los politiqueros se dispensan salarios enormes y se niega la posibilidad de abrir opciones para que niños, jóvenes, adultos y adultos mayores encuentren trabajo, formas de desarrollo y de realización personal. El deporte, la cultura, la recreación y la escuela están abandonados, al igual que las instituciones de salud. Esas políticas públicas orillan a muchos jóvenes a emigrar y a otros a convertirse en sicarios, con el riesgo de ser asesinados por la policía de migración, por grupos rivales o por la propia policía municipal, estatal preventiva, gendarmería federal o el ejército. Por COALT

Crimen organizado en el siglo XXI:

un desafío para el Estado Mexicano.

A diferencia del pasado, a inicios del siglo XXI el crimen organizado representa una amenaza a la democracia, gobernabilidad y seguridad nacional de México. Esta afirmación se ha convertido en los años recientes en un lugar común que ha servido para reforzar campañas electorales, incrementar presupuestos de seguridad, crear pugnas inter burocráticas por el poder, llamar la atención de ciudadanos y gobierno o justificar políticas y partidos políticos.

Sin embargo, aunque el crimen organizado haya sido tomado como pretexto para juegos de poder, en realidad sí representa una amenaza a la seguridad nacional, la gobernabilidad y la democracia, aunque por otras razones a las aludidas en el discurso oficial.

De acuerdo a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada (LFDO) de 1996, la delincuencia organizada se define “cuando tres o más personas acuerden organizarse o se organicen para realizar, en forma permanente o reiterada, conductas que por sí o unidas a otras, tienen como fin o resultado cometer alguno o algunos de los delitos siguientes, serán sancionadas por ese solo hecho, como miembros de la delincuencia organizada: terrorismo, delitos contra la salud (narcotráfico), falsificación o alteración de moneda, operaciones con recursos de procedencia ilícita; acopio y tráfico de armas; tráfico de indocumentados; tráfico de órganos; asalto, secuestro, tráfico de menores y robo de vehículos”. Tesis de Georgina Sánchez.

«Aquí la sorpresa aparece, pues el único delincuente cruel, torvo, sanguinario, despiadado, irredento, es sin que nadie lo dude, un tal José Manuel Mireles Valverde».

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