Por Crisstian Villicaña
La crisis mortífera que ha generado el tráfico de fentanilo en Estados Unidos y el norte de México requiere que haya una coordinación entre ambos países para poder combatir este problema.
Baja California y California están situadas en una zona que históricamente ha servido para el contrabando de drogas, algo que se continúa replicando en la actualidad con los cruces ilegales del opioide sintético.
“Es un desafío creciente en la región fronteriza entre México y Estados Unidos, ambos países han tratado de implementar algunas estrategias para combatir el problema, de alguna manera operativos conjuntos, intercambio de información y capacitación de personal, pero la dinámica es muy compleja precisamente por la participación de diversos actores en ambos países”, señaló José María Ramos García, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública del Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
La corrupción y la complejidad del mercado de las drogas son factores que siguen dificultando la efectividad de las autoridades mexicanas y estadounidenses, de acuerdo con las palabras del académico, por ello la necesidad de intensificar el trabajo mutuo entre naciones.
“Uno de los grandes retos de las relaciones bilaterales a 202 años del inicio de las relaciones diplomáticas México-Estados Unidos es fortalecer esa colaboración porque es fundamental para combatir de manera exitosa el fentanilo y particularmente algo que es central, que Estados Unidos reduzca el alto consumo de diversos productos asociados al fentanilo que lamentablemente causan anualmente muertes por sobredosis de 70, 80 mil personas”, recalcó Ramos García.
Solo trabajando en conjunto se podría brindar seguridad y salud para los ciudadanos de ambas naciones, teniendo como base un enfoque crítico, estratégico, sostenido para abordar esta problemática de salud pública, de acuerdo con el investigador.