Por: Miguel Meza
La pregunta es obligada… ¿realmente merecen estar en el muro de honor, de la Sala Mujeres Forjadoras de Baja California? ¿tienen la estatura moral y cívica, de honras que debieron entregarse post-mortem? ¿pasarán el escrutinio de la historia? ¿acaso esa historia se escribirá hoy… o tendrán que pasar los años hasta que vengan aquellos que con tenaz acuciosidad, desnuden el velo que cubre la verdad? Tal vez… sí… tal vez las que ahora están allí, la vergüenza y el deshonor les digan que renuncien a un honor que no les asiste, que si están en ese muro, es porque la amistad, la componenda y el trastupije las llevaron allí, sin meditar en el daño que esto acarrearía a su nombre, a su historia personal, pero sobre todo a su familia.
Los habitantes de Baja California, todos estarán pendientes, esperando que la vergüenza (si la conocen y la tienen) les haga reflexionar y renuncien, y que nunca se conceda honor a quien no lo merece.
Es cosa que causa risa, cuando propusieron al presidente de la XX Legislatura, en ese entonces el Diputado Julio Felipe García Muñoz, aceptó que la Sala se llamara Mujeres Forjadoras de Baja California, con argumentos como el que el nombre de Felipa Velázquez Vda. de Arellano, vinculada al tema del Asalto a las Tierras en 1937, la Lic. Aurora Jiménez de Palacios, la primera mujer Diputada al Congreso de la Unión, otras que reciben ese honor post-mortem, como debería de ser, como debe ser y como debió ser.
Pero NO, algunas compañeras (ellas) que se dedican a la noble tarea de informar, decidieron tomarlo para sí, y se inició la danza de los uno y mil velos; a ver quién la baila mejor, y unas para el PAN y otras para el PRI, y nada importa si lo merecen o no, si lo que vale es que debe ser panista o priísta, las que no estén en esa órbita no merecen nada.
De cierto os digo… que esto puede levantar ámpula, y que tal vez haya algunas opiniones poco o mucho muy adversas, pero las que están en ese muro solamente las que no lo merecen serán las que protesten más… lo que no podría precisar es, si será la vergüenza la que motive su muina.
Pero no es el afán de pisar callos lo que motiva mi comentario, es que a ésta enfermera ANA LILIA GUTIÉRREZ LEDESMA, ninguna de las que se rasgan las vestiduras y se dan patadas bajo la mesa unas a otras, ninguna pues, a dicho esta boca es mía y ha buscado algún ejemplo de entrega sin restricciones en el quehacer diario de Baja California, y es que algunas no son ese ejemplo