Horizonte Informativo, Puebla, Agosto 18 del 2016.- Intereses como la música y el deporte pasaron a segundo plano cuando Sandy Carrera Altamirano y Clara Andrea Alcántara Rosales, de 18 y 17 años de edad, respectivamente, se unieron al grupo de Robótica, en su preparatoria, donde en poco menos de un año desarrollaron el prototipo denominado “Parkinson, neutralizando el movimiento” que en octubre próximo competirá en el VIII Campamento Internacional, Científico e Interactivo en Argentina.
Se trata de una iniciativa enfocada a hacer la vida llevadera a personas con enfermedad de Parkinson, quienes en alguna etapa del padecimiento tienen problemas para adaptarse a su entorno y desarrollar una vida normal, enfrentándose, incluso, a dificultades para alimentarse, lo que a la larga les puede provocar desnutrición y hasta ideaciones suicidas.
Ambas estudian en la Preparatoria Enrique Cabrera de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en el municipio de Tecamachalco. Sandy viajaba todos los días a la escuela desde Cañada Morelos al plantel y este ciclo escolar concluyó dicha etapa de su educación; preparada ahora para enlistarse en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues ya está matriculada.
Clara, por otra parte, es originaria de Cuacnopalan, aún le falta un año para concluir la preparatoria pero ya piensa en estudiar Ingeniería en Mecatrónica y especializarse en nanotecnología en la BUAP, la UNAM o el Instituto Politécnico Nacional, “o donde la reciban”, dice entre risas nerviosas.
Quieren mostrar el lado humano de la tecnología
Acompañadas por su maestro Miguel Tenorio, en un pequeño salón del plantel, las dos jóvenes se mostraron seguras de presentar el prototipo que pasó por un total de siete pruebas y una modificación en el equipo de los creadores.
La intención es ayudar a las personas con discapacidad o algún tipo de enfermedad. Quieren utilizar la tecnología para hacer la vida más llevadera a la gente y hasta prevenir la muerte de cuna, pues en ese taller, junto con otros intelectuales, desarrollaron un chaleco para personas con debilidad visual y una mecedora.
“Es demostrar que la tecnología puede cambiar la vida de una persona, más que nada decirles a los jóvenes que no utilicen la tecnología para cosas que no beneficien a la sociedad, sino que utilicen la tecnología para que haga un cambio en la sociedad, como nosotras que pudimos sacarle una sonrisa a alguien que siempre estaba preocupada”, dijo.
El prototipo “Parkinson, neutralizando el movimiento” nació luego que aprendió un poco sobre la enfermedad y se dio cuenta que su tío, de 82 años de edad, quien falleció hace algunos meses, la padecía. Inicialmente con otro compañero de clases ideó la forma en la que podrían ayudar a esta persona.
Varias propuestas después, iniciaron la creación de un motor que al sentir el movimiento involuntario del enfermo reaccionara contrario a los temblores de la persona y le colocaron una cuchara, con la cual la persona tuviera la oportunidad de comer sin la ayuda de otros.
Es decir que con el movimiento involuntario de la mano de la persona hacia a la derecha, el dispositivo empuja a la izquierda, permitiendo neutralizar el temblor; de esta forma se ayuda al enfermo a realizar de manera independiente una de las funciones más importantes de la vida cotidiana: comer.
“La gran satisfacción que a mí me da es que gracias a los pocos años y con el conocimiento que tengo pudimos lograr un gran proyecto que totalmente le cambió la vida a una persona y no solamente porque es mi familiar, pues mi meta es que este dispositivo lo tenga toda la gente gratuitamente, porque de qué serviría tenerlo si no se comparte”, añadió.
Tuvieron siete fallas y el estrés fue uno de sus principales obstáculos, pero tuvieron la oportunidad de participar en tres concursos, uno de ellos a nivel nacional que es el que las llevará en octubre próximo a Argentina, aunque ahora buscan perfeccionar el dispositivo, pues además de trabajar en el diseño para que sea más estético, le colocarán un sensor para medir el ritmo cardiaco y un GPS con la intención de dar aviso cuando la persona esté a punto de sufrir un infarto, para que sea atendida a la brevedad posible.
“Nosotras trabajamos con la innovación, no buscamos quedarnos con el principio básico, porque todo en este mundo tiene mejoras y a nosotros lo que nos gusta aplicar es la innovación. Ya pudimos controlar algo por qué no seguimos con la siguientes cosas”, expresó Clara.
A su corta edad enfrentan la cultura machista
Sus padres, familiares y maestros las han apoyado en su interés por la robótica y todo lo que tiene que ver con tecnología, pero saben que se deben enfrentar a los comentarios sexistas, que prevalecen en la sociedad, mismos que reclaman que una mujer “no puede” especializarse en una ingeniería, desarrollar dispositivos como éste que buscan patentar o convivir con hombres en una profesión.
Sandy tiene 18 años de edad y se aprecia como una joven seria con un gran intelecto. De niña su interés era la música y el baile; en la secundaria asistió a los talleres de industria textil, mientras que el primer año de secundaria fue a los de música, pero no estaba tan satisfecha hasta que comenzó a manipular toda la tecnología, comenzando por entender cómo funcionan los carritos de control remoto.
“En preparatoria el primer año la verdad lo desperdicié porque me metí a música y el segundo año fue mi decisión entrar a robótica y pasó una gran transformación en mí, aunque la gente me decía que esas cosas no son para niñas, pero empecé a conocer lo que es la tecnología y contó mucho el interés propio”, expresó Sandy.
Clara, que se trata de una joven risueña, por otra parte, estaba interesada en los deportes y su interés en la robótica la adquirió gracias a que un amigo suyo la inscribió en el grupo, por lo que poco a poco fue descubriendo los encantos de la tecnología y se dio cuenta de que se puede dirigir a hacer más fácil la vida de las personas con algún tipo de enfermedad o discapacidad en el sentido humano.
Buscan patrocinios
Actualmente tanto ellas como el grupo buscan patrocinios o algún tipo de apoyo con la intención de conectarse con algunas asociaciones civiles a través de las cuales puedan ayudar a personas vulnerables por medio de su tecnología, pero también requieren de auxilio económico para viajar dentro de tres meses al concurso en Argentina.
La patente del producto también representa un gasto, toda vez que para llevar a cabo los trámites es necesario realizar algunas inversiones, para lo que también requieren de patrocinios, grupos o empresas que los ayuden a financiar.