* En México, hay por lo menos 800 mil adultos mayores que padecen la enfermedad
Horizonte Informativo, México, 21 de Septiembre del 2016.-A menos de que sean tomadas inmediatas acciones para evitarlo, la prevalencia global del Alzheimer y otras demencias afectarán a 76 millones para el 2030, amenazando, a su vez, las economías globales; en casos como México, Alemania y Brasil ni siquiera están conscientes de la fatalidad de este padecimiento, lamentó Harry Johns, presidente y director general de la Alzheimer’s Association.
Actualmente, en nuestro país, entre 10 y 11 por ciento de la población tiene más de 60 años y se espera que para el 2050, uno de cada cuatro mexicanos esté en esta etapa de la vida.
Es decir, en nuestro país existen alrededor de 11 millones de adultos mayores de 65 años, de los cuales, aproximadamente, el nueve por ciento sufre algún tipo de demencia; y de cada 10 personas que las padecen, ocho son de tipo alzheimer, de acuerdo con el médico psiquiatra e investigador en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Geriatría (INGER), Adrián Martínez Ruiz.
En este momento, hay por lo menos 800 mil adultos mayores que padecen Alzheimer, cuya incidencia es cien veces superior que la de cáncer de mama, y afecta a más personas que el VIH, secundó el director del Instituto Nacional de Geriatría (INGER), Luis Miguel Gutiérrez Robledo, en una de las reuniones que tuvo con la Comisión Especial de Seguimiento de los Programas Sociales Destinados a los Adultos Mayores, en la Cámara de Diputados.
“En nuestro país se agravan las cosas”, dijo Gutiérrez Robledo, en el marco del Día Mundial del Alzheimer que se conmemora este 21 de septiembre, porque además, la diabetes es un factor de riesgo para dicha enfermedad.
“El panorama para nuestro país no es alentador en este momento, pero las acciones preventivas en la edad media de la vida, tendrán un impacto favorable para reducir su prevalencia”, destacó el especialista.
Sin duda alguna, que esta situación aumentará con el tiempo, insistió el director del INGER, porque en México existen más personas mayores de 60 años, que niños menores de cinco, y que hay una alta velocidad de envejecimiento, pues la proporción de mexicanos mayores de 65 años aumentará de 6.2 a 15 por ciento en el 2036.
El especialista recalcó que el alzheimer no hace distinción de clase socioeconómica, raza, ni grupo étnico; afecta por igual a hombres y mujeres, aunque más frecuentemente a personas de edad avanzada, esto es, aproximadamente un 10 por ciento en mayores de 65 años y un 47 por ciento en personas de 85 años, aunque también puede presentarse en personas jóvenes (35-50 años).
En el país, expuso el geriatra, hay más de 800 mil casos acumulados de alzheimer, en tanto que la incidencia es de 30 casos por cada mil personas por año; entre las enfermedades mentales, es la más común, pues acapara entre un 60 por ciento y un 70 por ciento de los casos a nivel nacional.
En México, señala un estudio de la Cámara de Diputados, el número de pacientes mayores de 65 años en el año 2010 fue de siete millones, esperando que sean 28 millones en el 2050. Lo que significa que la prevalencia de demencia crece exponencialmente de los 65 a los 85 años, duplicándose cada cinco o seis años y estabilizándose a partir de los 85-90 años.
A título de ejemplo y de acuerdo con los estudios a nivel internacional, en promedio, la prevalencia de demencia se incrementa de 5 por ciento para los grupos de 71-79 años de edad a 37.4 por ciento para el rango de 90 años y más. El único estudio de base poblacional realizado para la evaluación de la demencia en México indica que una prevalencia de demencia en ancianos es de 8.6 y 8.5 por ciento para las áreas urbana y rural, respectivamente.
Ante tal magnitud de esta enfermedad catastrófica, que se prevé aumentará su incidencia debido al envejecimiento poblacional, “se requiere desarrollar un sistema de apoyo para atender a los pacientes, ya que no se perfila en el mediano plazo el desarrollo de fármacos más efectivos para tratar este mal progresivo que genera dependencia”, advirtió Gutiérrez Robledo.
Hay que resaltar que muchos de los primeros síntomas de la enfermedad pueden no ser percibidos fácilmente porque se parecen a los signos naturales del envejecimiento, tales como el olvido, pérdida de la concentración, así como problemas motrices y de lenguaje, incluyendo dificultades para hablar y caminar.
Pero los signos de deterioro van aumentando rápidamente, sobre todo la alteración de la memoria, la atención y la conducta dependiente al no poder valerse por sí mismo. La edad promedio de comienzo de la enfermedad suele ser los 60 años, sin embargo, puede aparecer antes, se han registrado casos de 35 a 40 años.
El Alzheimer en el mundo
A pesar del poco conocimiento y comprensión que hay sobre el alzheimer, es una de las enfermedades que más preocupa a la gente, en una encuesta realizada para conocer a que padecimiento le teme más la población, un cuarto de las personas escogieron el alzheimer (23 por ciento), seguido por el cáncer (42 por ciento); un tercio de las personas en Japón (34 por ciento), Canadá (32 por ciento) y Reino Unido (33 por ciento) temen que el alzheimer afecte a uno de sus seres queridos.
Y con mucha razón, pues el alzheimer es una enfermedad terminal, progresiva, que afecta al menos a 44 millones de personas alrededor del mundo y es poco comprendida por la gente, pues de acuerdo al sondeo realizado en doce países por la Alzheimer’s Association, entre ellos México, 59 por ciento de los encuestados creen erróneamente que la enfermedad está seriamente relacionada con el envejecimiento y el 40 por ciento piensa que no es fatal.
Lo cierto es que “el alzheimer es una enfermedad devastadora que roba lentamente su independencia a las personas hasta quitarles la vida”, declaró Harry Johns, presidente y director general de la Alzheimer’s Association.
En el sondeo realizado recientemente en Australia, Brasil, Canadá, China, Dinamarca, Alemania, Japón, India, México, Nigeria, Arabia Saudita y Reino Unido, se encontró que 37 por ciento de las personas considera que el alzheimer es una enfermedad hereditaria.
“Lamentablemente, el alzheimer no conoce fronteras. Cualquiera que tiene un cerebro, corre el riesgo de contraerla, así que todos aquellos que tienen un cerebro deben de unirse a la lucha contra esta enfermedad”, aseguró Harry Johns.
Responsabilidad del gobierno
Y a menos de que sean tomadas acciones para evitarlo, la prevalencia global del alzheimer y otras demencias afectarán a 76 millones para el año 2030, amenazando las economías globales, situación que en México se agravará por el problema de sobrepeso, obesidad (en el 70 por ciento de la población) y la diabetes, como en su momento lo advirtió el geriatra Gutiérrez Robledo.
También en la encuesta global se encontró que una gran mayoría de la gente entrevistada (71 por ciento), consideró que el Gobierno es responsable de encontrar una cura o manera de prevenirlo.
“A pesar de la brecha tan grande de información, la gente alrededor del mundo reconoce la amenaza que la crisis del alzheimer representa y sostiene la responsabilidad de su Gobierno para encontrar una cura y prevenirla”, declaró Johns.
“En Estados Unidos y dentro del G7, los Gobiernos federales se han comprometido para prevenir y dar tratamientos eficaces hacia el año 2025. Debemos sostener la responsabilidad de nuestros líderes para invertir en la investigación necesaria para cumplir ese objetivo”, dijo el especialista.
En México se lanzó en 2014 el Plan de Acción Alzheimer y otras Demencias, el cual fue promovido por la Secretaría de Salud a través del Instituto Nacional de Geriatría y la Federación Mexicana de Alzheimer, y cuyo objetivo es promover el bienestar de las personas con esta enfermedad y las afines así como a sus familiares, mediante el fortalecimiento de la respuesta del Sistema de Salud Mexicano, en sinergia con todas las instituciones responsables.
En tanto, el diputado federal priista Pablo Elizondo García, presentó a principios de año una iniciativa de Reforma al artículo 73 de la Ley General de Salud para la promoción de la salud mental y la atención de las personas con trastornos mentales y del comportamiento.
Pero esto es apenas el inicio de los esfuerzos que se requieren para una enfermedad devastadora que afecta tanto a la persona que la padece como a la familia y la sociedad por los gastos que implica.