Rosarito.- Una serie de anomalías afloran a la luz pública cuando Oficiales de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), señalan en forma anónima al Subdirector, el Oficial Cesar Pedro Silva Ibáñez, de ser el principal causante de este desorden.
Una situación aseguran, ya insostenible, y de las que ni el director, el ex militar Teniente de Corbeta Adrián Hernández Pérez, ni ninguna otra autoridad superior se deciden a abordar siquiera todas estas anomalías.
Cobros de cuotas indebidas, ingresos económicos a trasmano por el concepto de asignación de plazas y servicios privados a empresas y particulares, y hasta la venta de plazas a elementos que no cuentan siquiera con la Academia de Policía, ni aprobaron los exámenes de Control y Confianza del C-3 son solo algunos de los señalamientos.
Acusaciones en las que el Jefe Policiaco no opera solo, pues le acompañan en esta situación media docena de agentes, varios de ellos hijos de ex agentes municipales señalados de corrupción y dados de baja por el ex director de la Policía Municipal, Jorge Eduardo Montero Álvarez como son los casos de los ex agentes Jiménez, Castro y el mismo Ibáñez, señalaron los quejosos.
También se manejan que operan con el Sub Director Policiaco a los Oficiales Santís, Valero y Ponce, respectivamente.
Irregularidades que casualmente nadie ve y menos investiga, pese al descontento ciudadano y las constantes quejas por el actuar de los uniformados a quienes señalan incluso de manejar a su antojo los operativos y servicios de seguridad privada que ofrece la DSPM en Rosarito.
Una de estas anomalías es la incorporación irregular del Primo Hermano de Silva Ibáñez, a las filas de la Policía Comercial, de nombre Gregorio Ibáñez Rivera, un ex chofer de taxi, quien sin contar con la Academia ni los permisos para uso de arma de fuego, fue asignado como escolta personal de un prestigiado médico cirujano en la ciudad.