Por tercera ocasión en el desfile obrero estuvo ausente la autoridad gubernamental

José Ángel Inzunza Mendoza

Una vez más, por tercera ocasión, el balcón del Palacio Municipal estuvo vacío, transcurriendo un tradicional desfile obrero menospreciado por la autoridad gubernamental con el pretexto de “no ser invitados”.

Destacaron manifestaciones de protesta de maestros y de transportistas, pero ni siquiera por cortesía fueron vistos desde el balcón por la autoridad.

Manifestaciones de protesta, y directas contra los gobiernos, las hubo en todo el país, y las autoridades estuvieron presentes; solamente las de aquí no, porque tienen que “invitarles” formalmente, con oficio membretado y con una comitiva de rodillas, suplicando que los atienda.

Obviamente se corrieron las invitaciones, pues se solicitó, como siempre, el permiso de cierre de calles para el tránsito de los manifestantes a desfilar; se registran en el Departamento de Acción Cívica los grupos, gremios y asociaciones que desfilan, y se gira instrucciones incluso a la Secretaría de Seguridad Pública.

Es obvio que el alcalde y funcionarios son invitados; todo el tiempo ha sido así.

Además, están en el calendario cívico los desfiles del Primero de Mayo, del 5 de mayo, del 16 de septiembre y del 20 de noviembre, como fiestas del pueblo, y presumen todos los presidentes municipales ser emanados del pueblo y representantes del pueblo; solo por cortesía, como representante popular, debía atender al pueblo.

En su último año el ahora ex alcalde Jorge Astiazarán Orcí inició esa actitud de descortesía, de menosprecio a la clase obrera, y en su caso fue porque temía a las airadas manifestaciones de protesta de los transportistas, que denunciaron corrupción en el Sistema Integral del Transporte de Tijuana (SITT) y acusaron exceso de permisos que ampliaron el parque vehicular de manera desmedida.

Curiosamente, como era de escuelas, principalmente, Astiazarán sí “encabezó” el desfile del 5 de mayo de 2016 (su último año); o sea, solo cuatro días después de diferencia, sí se acordó que también es “pueblo”.

Lo mismo ha pasado con el actual alcalde, Juan Manuel Gastelum Buenrostro: el pasado año 2017, y seguramente en este 2018, menosprecia el desfile del 1 de mayo, pero atestigua el del 5 de mayo.

No es cuestión de invitaciones, es solamente sentido común: la autoridad está presente en las fiestas del pueblo; pero ahora se da que, por miedo a los gritos y sombrerazos, prefieren cerrar el balcón desde el cual se dirigen al pueblo.

En Mexicali también hicieron el desaire el Gobernador Francisco Vega de Lamadrid y el alcalde Gustavo Sánchez, pero en Playas de Rosarito la alcaldesa Mirna Rincón Vargas sí tuvo la delicadeza de estar presente.

Esto es solo por citar los gobiernos de extracción panistas, que no pueden sustraerse a la crítica por esa insensibilidad, pues al menos una de ellos (Mirna Rincón), sí tuvo valor cívico, y obviamente en los municipios de Tecate y de Ensenada sí estuvieron presentes las autoridades locales.

Detalles del desfile, en artículos siguientes.

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