ROSARITO BLUES
Los valientes activistas de Rosarito y ciudades circunvecinas contra los Gasolinazos, pusieron el nombre de este, por lo general pueblo tranquilo, en el plano internacional debido al tremendo sainete generado en el sexto día de bloqueos a la planta de Pemex, por cientos de policías de todos niveles utilizados cual perros de ataque por el Sistema Neo Fascista retomado por el Presidente tricolor Enrique Peña Nieto, cuyos agentes, faltos de todo criterio, tacto, capacidad y sentido común arremetieron convertidos en unos energúmenos contra todo y contra todos: mujeres, niños, ancianitas, muchachos y hasta jovencitas con blusas de tirante…Esto por más que se algunos gobernantes trasnochados insistan que fueron infiltrados anarquistas y rijosos en busca de camorra. La muestra más clara de esto fueron los toletazos a diestra y siniestra contra reporteros y sus equipos de trabajo, sólo por documentar sus excesos cometidos en contra de la población civil desarmada y en su pleno derecho Constitucional a manifestarse en forma pacífica. El que narra fue testigo en primera fila de los excesos cometidos que aquí trataré de aportar para quienes investigan el exceso de brutalidad policiaca. Por cierto que quienes piensen lo contrario sin haber estado allí, me reservo a utilizar palabras de baja estofa como las utilizados por algunos políticos baratos incluido el mismo Donald Trump, pero están equivocados. Veamos pues que en forma indiscriminada sin el uso de inteligencia agarraron parejo con suma violencia. Debo reconocer que los sucesos violentos a todas luces reprobable del sujeto que envistió cobardemente a la barricada de policías con un auto comercial, encendió los ánimos de los policías, pero ello jamás justificará su actuar en contra de los manifestantes insisto, en su gran mayoría pacíficos y civilizados. A partir de allí los policías venidos de todo el estado, grupos elite, binomio K-9, batería pesada con autos blindados antimotines, carabineros con balas de goma y/o salvas, fueron parte del arsenal utilizado contra los civiles. Buen número de los uniformados perdieron toda cordura al armarse con bates, bastones de metal y rocas con las que reviraron los ataques de unos cuantos jóvenes también enardecidos. Convertidos en verdaderas bestias humanas repelieron incluso los insultos de mujeres con un lenguaje vulgar inadmisible en un guardián del orden y finalmente se abalanzaron en contra de reporteros que documentaban, algunos en tiempo real o en vivo, todos estos excesos. Nuestro reconocimiento pleno a nuestras compañeras y compañeros que cubrieron pese a todos estos abusos en forma valiente este hecho que da muestras de un hartazgo ciudadano. Particularmente mencionaré a mis colegas reporteras Carmen Gutiérrez de Frontera, Yolanda Caballero de OEM, Julieta Martínez de La Jornada BC y Laura Sánchez Ley de Milenio, entre diversos medios. Gracias a valerosas damas como estas y por supuesto también mis colegas varones, la sociedad tiene asegurado su Derecho Constitucional a la Información. Firmes ante lo que venga.