Por: Brasil Acosta Peña
Doctor en economía por el Colegio de México (COOLMEX) con estancia en investigación en la Universidad de Princeton, fue catedrático en el Centro de Investigación y Docencia económica y articulista en la revista económica Trimestre Económico.
La segunda edición del foro que analiza la problemática del agua en Texcoco, Estado de México, será el próximo 13 y 14 de abril en la Cámara de Diputados.
Hemos procurado contribuir con una ponencia para esas fechas y buscaremos poner en práctica acciones que tiendan a promover la conciencia del cuidado del agua en el municipio.
Entre ellas, por ejemplo, de las 50 techumbres que hemos gestionado para beneficio de los texcocanos, gestionamos recursos para este año con el fin de construir sendas cisternas ecológicas que capturarán el agua de lluvia.
Felicito a los ponentes y a los organizadores, en especial al esfuerzo de la comisión organizadora a cuya cabeza está el ingeniero Raymundo Acosta Sánchez.
Daré una opinión personal como economista y chapinguero egresado de la especialidad de Economía agrícola dado que nadie en su sano juicio duda que la escasez del líquido se está convirtiendo en un problema que, de no ser atendido con la suficiente prontitud y disposición, tarde o temprano va a convertirse en un problema grave que dará al Gobierno dolores de cabeza y a los ciudadanos serios problemas en su calidad de vida (traerá aparejado problemas de la salud y generará descontento social que puede transformarse en un conflicto inconveniente en caso de no atenderse como es debido oportunamente).
Los mantos freáticos en México han ido bajando su nivel y ello se debe a que el consumo de agua aumenta conforme la población crece.
Este crecimiento se nota en el cambio que se dio en cuatro décadas: en los años 70 la población era rural, pues 75 por ciento de ella tenía esta categoría y sólo 25 por ciento, urbana.
En la actualidad la cifra está al revés, es decir, la población rural es del 25 por ciento y la urbana, 75 por ciento.
Dicen que para muestra basta un botón y pongo el caso de la cuenca lacustre del Valle de México, que estaba conformada por los lagos de Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco. La superficie de esta cuenca es de poco más de dos mil kilómetros cuadrados.
La región del lago de Texcoco, según publicaciones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en el Diario Oficial de la Federación, en el año 2009 se tenía un déficit de 49 millones de metros cúbicos anuales; es decir, se sacaba desde entonces más agua de la que se inyectaba a los mantos freáticos; sin embargo, la cifra dada a conocer por la misma institución hasta 2013 muestra que lejos de corregirse ese dato negativo el déficit se elevó a 95 millones de metros cúbicos anuales, es decir, la cifra se duplicó.
Esta realidad nos da a conocer el problema, pero, a la vez, nos lleva a reconocer las medidas que deben tomarse para alcanzar una solución responsable.
Las formas para resolver el problema de los mantos freáticos están basadas en la recarga intencional de dichos mantos a través de los famosos pozos de absorción que permiten que el agua de lluvia se filtre y, directamente, recargue el manto; o bien, se pueden recargar los mantos freáticos mediante la reforestación; mediante el manejo del agua a través de la captura o trampas de agua; o mediante el tratamiento de aguas residuales para su limpieza y recarga de los mantos freáticos.
Por otro lado, acciones que evitan el mal uso del agua de los mantos freáticos deben estar basadas en el uso adecuado de la tecnología para el ahorro de agua.
Es el caso, por ejemplo, del agua a través de la agricultura protegida que permite el ahorro del recurso hídrico.
Finalmente, el uso de abono orgánico permite mantener la humedad de la superficie y recuperar suelos, pues la erosión de todo tipo conlleva a la pérdida de la humedad y, por consiguiente, a la disminución de la productividad del suelo y de la posibilidad de mantener esa humedad como una forma de recarga de los mantos freáticos.
Es por eso que, en el marco de la reforma que se plantea para el manejo del agua, es necesario poner de manifiesto que la ley debe contemplar, expresamente, la necesidad de que los tres órdenes de Gobierno colaboren con acciones precisas y bien direccionadas para la recarga de los mantos freáticos.
Debido a que tenemos en el país una “República de Repúblicas”, es decir, tres órdenes de Gobierno, entonces, hay organismos operadores en las tres instancias: Conagua, Comisión del Agua del Estado de México y en algunos municipios mexiquenses, existe el organismo operador, algunos se llaman: Odapas, y esta división, no permite que haya acciones direccionadas con base en un plan maestro que sirva para la recarga de los mantos freáticos; por el contrario, en ocasiones las instancias se estorban y no colaboran entre ellas, por lo que se genera la desatención al problema mencionado.
Asimismo, el hecho de que en la zona, dada la tradición y arraigo de las costumbres prehispánicas y posrevolucionarias, relacionadas con el manejo del agua a través de comités comunitarios, es claro que el sistema de manejo de agua bajo este principio está haciendo crisis, pues las limitaciones económicas de la sociedad (resultado de la crisis económica) han hecho que sólo 20 por ciento de los usuarios del agua, en promedio, paguen sus respectivas cuotas y, por lo mismo, se enfrentan los comités comunitarios a problemas graves en relación con fuertes adeudos por el pago de la luz; asimismo, cuando llegan a tener averías los sistemas de bombeo, no tienen la capacidad para la atención oportuna del problema y, finalmente, muchos de los pozos no se encuentran debidamente regularizados en la Conagua, lo cual refleja un panorama complejo.
Es por eso urgente que se plasme explícitamente en la ley, no sólo la necesidad de que colaboren los tres órdenes de Gobierno, sino que una parte del Presupuesto de Egresos de la Federación contemple recursos para el propósito expreso de la recarga de los mantos freáticos.
Creo que el uno por ciento del producto interno bruto sería un buen comienzo para abatir el déficit en los mantos freáticos, no sólo en el caso de la zona del lago de Texcoco sino en el país entero.
Las carencias de agua en México y el permanente déficit que ya se tienen en muchas de las cuencas del país, especialmente en la del lago de Texcoco, revelan, a todas luces, la necesidad de coordinar esfuerzos, pero no sólo eso, sino que debe haber, intencionadamente, elementos jurídicos y recursos económicos para que el manejo del agua sea responsable y conlleve a tomar medidas también responsables que permitan efectivamente recargar los mantos freáticos del país.
Esto es perfectamente posible si las políticas gubernamentales se basaran en la idea responsable de atender las necesidades del hombre en equilibrio con el medio ambiente que le rodea. Como el proceso no se resuelve con “buenas intenciones”, es necesaria la combinación de esfuerzos entre los tres órdenes de Gobierno, la asignación de recursos y la educación de la sociedad para el mejor manejo del líquido.
Si no se toman medidas hoy en esa dirección, mañana estaremos enfrentados violenta y lamentablemente, por el agua.
Antes de que surja la guerra del agua, mejor recarguemos los mantos freáticos con medidas coordinadas y que la vida siga en equilibrio y armonía con el desarrollo social.
Este esfuerzo colectivo por poner de relieve científicamente la problemática del agua en Texcoco y en México, es una aportación para intentar dar luz y lanzar un grito a tiempo de la necesidad de conjuntar esfuerzos para salvarnos de una catástrofe acuífera futura.
Agradezco a todos los que han participado en los foros y en la elaboración de este material, pues con su esfuerzo muestran su preocupación y su ocupación en el tema.