- El licenciado en historia Andrés Waldo Espinoza es encargado del acervo documental del Archivo Histórico de Tijuana IMAC
Tijuana, B.C., a 1 de febrero de 2015.- El contacto con la comunidad, conocer y compartir la historia de su ciudad, han hecho del trabajo de Andrés Waldo Espinoza como encargado del acervo documental del Archivo Histórico de Tijuana (AHT) , una experiencia que le ha permitido crecer tanto profesional como personalmente.
Licenciado en Historia por la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UABC, Waldo Espinoza se desempeña desde hace 7 años en el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) como parte de la coordinación del AHT, tiempo en el que ha descubierto no solo la trascendencia de la historia de Tijuana, sino también la importancia de estar en contacto con la ciudadanía, lejos de la barrera que representa el escritorio de un funcionario.
“Si una persona no se vincula con la comunidad, jamás va a ser sensible. Si estás sentado siempre en tu escritorio, no sabes lo que está pasando”, comenta en entrevista sobre la misión de su trabajo.
En la presente entrevista, Waldo Espinoza comparte tanto su experiencia como la importancia del AHT como una instancia que además de recopilar y estudiar la historia de la ciudad, tiene como eje principal el compartirla con los mismos tijuanenses, a través de documentos, objetos, publicaciones, conferencias, entre muchas otras actividades.
· ¿Cómo podrías definir tu trabajo en el AHT?
Es un trabajo en equipo, que es lo que ha hecho que el Archivo trascienda y se pueda dar una mejor atención a la comunidad, que es el principal objetivo por el que estamos aquí trabajando en IMAC.
Mis actividades están encaminadas a inventariar la documentación que va ingresando, que nos donan, para que esté a disposición de la comunidad; tenerlo al día.
Es un trabajo muy laborioso que no puede hacer una sola persona, por eso trabajamos en equipo, con apoyo también de servicio social, que es una mano muy importante en lo que hacemos aquí; en la organización de los inventarios, de los acervos, la digitalización de documentos, y en la organización de los eventos del Archivo.
· ¿Cómo fue que llegaste al AHT?
Antes trabajaba en el Centro Cultural Tijuana. Ahí laboré del 2005 al 2008 en la gerencia de Investigación y Documentación de las Artes. Mi idea era tener un crecimiento profesional mayor, y fue mi decisión renunciar al Cecut.
Vine aquí al AHT pero no había vacantes y dejé mis datos. Después me comentaron que me estaba buscando Gabriel Rivera (coordinador del AHT). Vine con Gabriel, platiqué con él; le gustó lo que pretendía. El 17 de julio de 2008 a las 3 de la tarde, tuve una entrevista con la subdirectora operativa del IMAC en aquél entonces. Me contrataron a las 17:00 horas y ese mismo día me quedé a trabajar.
A partir de ese día me tocó estar en contacto con la comunidad, porque ese día hubo una conferencia, como todos los jueves en el AHT. Ahí me tocó presentar a una persona que no conocía, pero que con el tiempo se ha vuelto en un excelente amigo; el señor Genaro Nonaka.
A partir de ahí a la fecha ha sido una crecimiento muy importante. El contacto con la comunidad, con los antiguos residentes de Tijuana, con los estudiantes, con los grupos culturales, con los compañeros, que conforman el IMAC, van enriqueciendo tu persona. Y aprender que la cultura tiene que estar fuera de la política y de la burocracia, y es lo que hacemos aquí en el AHT.
· ¿Cómo notas el impacto del trabajo que realizan en la comunidad?
La primera forma de medir ese impacto es que la gente regrese. Maestros que traen a sus alumnos de primaria, preparatoria, universidad, que ya directamente buscan al Archivo para que les demos una plática, conferencia o recorrido.
Público general, nos siguen acompañando en nuestros eventos, no hay necesidad de que se haga publicidad espectacular, porque saben que el Archivo tiene mucho que ofrecer. Y es un punto de referencia. Son trece años que tiene el Archivo, ya se ha asentado y se ha dado a conocer en la comunidad.
Al finalizar todos los programas que maneja el Archivo, es importante que se vayan contentos, que sigan platicando sobre lo que vivieron aquí.
Somos historiadores, y creo que lo que nos define es que no contamos la historia de forma aburrida. Hacemos que la historia sea interesante tanto para loa antiguos residentes de Tijuana como a las generaciones más jóvenes, para sensibilizar e ir cambiando un poco la imagen de la ciudad.
· ¿Notan un impacto también en el fortalecimiento de la identidad tijuanense con la labor del AHT?
Cada persona que entra al Archivo, cuando sale ya no es el misma. No es que se vuelvan en expertos de la noche a la mañana, pero se van con un nuevo interés sobre Tijuana, la entienden un poco más. Porque no se trata de que la gente entre, se apunte en una lista y ande sola en el Archivo. A cada persona que entra tratamos de atenderla y explicarle lo que está viendo, y que conociendo su historia descubran la importancia de la ciudad que están habitando.
· ¿Cómo te has desarrollado desde que trabajas en el AHT?
Haciendo una retrospectiva de cómo era yo en el 2008 a la fecha, sí he tenido un crecimiento muy positivo. Por supuesto que me falta mucho, uno nunca deja de aprender, pero estos 7 años en el Archivo, me doy cuenta que me hace falta conocer cada vez más. Lo que sí he aprendido es a poner en alto el nombre de mi ciudad cuando voy a otras partes. Antes me pudiera quedar callado cuando alguien decía “Tijuana no tiene historia”, pero ahora ya no.
También me ha enseñado mucho el contacto con la gente. Si una persona no se vincula con la comunidad, jamás va a ser sensible. Si estás sentado siempre en tu escritorio, no sabes lo que está pasando.
· ¿Por qué decidiste dedicarte profesionalmente a la historia?
No es comercial publicitario lo que voy a comentar.
Cuando yo era niño, en mi casa siempre tuvimos la fortuna de contar con tesoros, que no tienen oro ni plata, sino letras. Teníamos una enciclopedia que habla sobre culturas desaparecidas.
Al estar viendo ese libro vi una imagen que tuvo un impacto en mí, y fue la máscara de Tutankamón. Es tan real, me hacía preguntarme si en realidad era una persona. A partir de ahí empecé con esa motivación de ir aprendiendo más. Historia era la única materia en la escuela donde sacaba 9 y 10.
Mi primera vertiente era ser arqueólogo. Mi segunda vertiente era estudiar cine, y siempre me visualicé haciendo documentales históricos y culturales. Pero no tenía los medios para irme a estudiar a la Ciudad de México o a Los Angeles.
Decidí estudiar historia en la UABC, porque para hacer documentales de historia necesitas siempre a un experto que te asesore en eso.
Me di cuenta de que esto es lo que más me gusta. Mi interés surgió de algo muy infantil, pero hay ciertas cosas que te marcan en la vida y que te dan esa directriz para que te dediques a algo, y eso fue lo que me hizo interesarme por la historia.
· ¿Cualquier persona puede venir en cualquier momento a visitar al Archivo Histórico de Tijuana?
Si la persona tiene la disponibilidad de tiempo para charlar sobre de la historia de Tijuana, las puertas están abiertas, es un espacio público. Qué mejor que estuviera siempre llena la sala. La mayoría de la gente no se imagina con lo que se encontrará aquí, y siempre salen con la sensación de que aprendieron algo nuevo.
No hay necesidad de que haya un evento en específico para que la gente venga a conocer su historia, y que los podamos atender o dar alguna asesoría, plática, o se agende la visita de un grupo de personas.
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