Son bailarines, teatreros y cantantes al lado de artistas formados en Cuba y en las filas de este movimiento surgido en Tecomatlán, Puebla.
Gracias a tres exponentes de los Grupos Culturales del Movimiento Antorchista Nacional, los más de 50 niños y jóvenes de una de las decenas de barrios marginales del municipio fronterizo de Baja California, Tijuana, se han convertido en potenciales bailarines, una cantera de teatreros y entonados músicos.
A pesar de que en esta zona imperan la pobreza, el narcomenudeo y otras decenas de hechos delictivos que la convierten en una de las ciudades más inseguras de todo México; Clara, Edgar y Vania, hoy se roban los mejores pasos de sus pequeños alumnos al son de mambo, leen una obra de teatro y preparan un coro.
Los pequeños y jóvenes olvidan aquí su entorno, para mover el cuerpo, afinar la garganta y vencer los prejuicios contra un movimiento político que hace eco a su talento trayéndoles jóvenes, pero preparados maestros para practicar disciplinas artísticas. Esta Semana Santa, se olvidaron de las playas, del trabajo en las fábricas y del bullicio para concentrarse en la Secundaria 214, “Luis Córdova Reyes” y ahí emprender el vuelo, elevando el espíritu para llegar a ser un hombre nuevo.
Cantera de arte contra la pobreza
La delegación de tres jóvenes artistas que hace escala en Tijuana para el primer taller de danza, teatro y música, tiene más de 50 alumnos. Todos ellos provenientes de las colonias populares de la Zona Este, hijos de campesinos, obreros y amas de casa que han visto en esta organización un empuje para el desarrollo educativo y cultural de sus hijos.
Son tres grupos de trabajo que realizan su práctica de baile en la cancha techada y en salones de este complejo educativo, ubicada en la Zona Este de la ciudad con más delincuencia, mayor número de migrantes y que día con día expone las pésimas condiciones sociales en las que viven las familias, familias que trabajan desde antes de que salga el Sol hasta después que se mete.
Aunque para muchos de ellos (los jóvenes) el arte y la cultura es apenas esa semilla que ha injertado el MA en cada uno de ellos, la destreza con las que practican la danza, el canto y el teatro han asombrado a más de uno y a ellos mismos, incapaces de comprender la capacidad del hombre para poder desenvolverse en estas disciplinas.
“Como piedras de cantera” describen Vania Mejía al cúmulo de juventud que durante este curso de reunió para tomar las clases; entre pobreza, delincuencia, drogadicción y desintegración familiar, los jóvenes han superado sus propios problemas sociales y han puesto en marcha el desarrollo del alma.
Con representaciones de Ensenada, Mexicali y el mismo Tijuana, el Primer Curso de danza, música y teatro en coordinación con la Casa del Estudiante Bajacaliforniano, abrieron sus puertas para acoger a los hijos del pueblo y convertirlos en estrellas que pronto alumbrarán al mismo pueblo que los vio nacer.
Rigoberto Ochoa Ramírez, estudiante del tercer semestre de preparatoria, reconoce el trabajo y el esfuerzo que han realizado los profesionistas en las bellas artes, pues asegura “han cambiado su vida”.
Él ha participado ya en las pasadas Espartaqueadas, trabajando en el grupo estatal de danza del MA, actividad que asegura, lo transformó por completo; “cuando me invitaron en la casa del estudiante a participar en el taller de danza, primero no me gustaba, después como nos empezó a enseñar el maestro Pichardo (Héctor Pichardo Almanza) me gustó mucho, empezó a gustarme mucho la danza, y ahora zapateo en todos lados, y este curso ha incrementado más el gusto por la danza, no soy buen cantante, pero me gusta cantar y pues actuar creo que es más complicado, pero le echaré ganas para que pueda participar también”.
Hijo de obrero, de origen nayarita, Rigo, como le dicen sus amigos, llegó a la Casa del Estudiante Bajacaliforniano cuando cursaba la secundaria, pero por motivos familiares tuvo que salir, regresó hace un año, y fue lo mejor que pudo hacer; la vida es complicada en Tijuana, cientos de miles de historias de jóvenes y familias enteras se quedan varadas en el la frontera ante el fracaso de cruzar a los EE.UU. Aquí se empiezan a escribir las historias, muchas de ellas encaminadas a la vagancia, delincuencia, las fructíferas al trabajo honesto, la de Rigo a incursionar en el mundo de las artes.
“El Movimiento Antorchista pone su granito de arena para mostrarle a estos pequeños que pueden ser hombres y mujeres de bien, dispuestos a trabajar en beneficio de su comunidad” indicó Vania Mejía, integrante de los grupos culturales del Movimiento Antorchista y licenciada en arte dramático por la UNAM, quien encabeza la preparación del taller de teatro.
Aunque ha practicado arte en todos los estados de la República mexicana y en países como Cuba, ya que los Grupos nacionales han visitado prácticamente todo el país, la profesora Clara Rivera, Licenciada, por el Instituto Macuil Xóchitl y la Universidad de las Artes, ISA La Habana, Cuba, se muestra satisfecha por las decenas de historias que se formaron con los pequeños bailarines. Desde aquellos que piensan usar las técnicas de bailes para combatir el bulling hasta quienes no le creen al ver sus fotos en grandes escenarios o portando hermosos vestidos de danza folclórica.
Primera llamada.
Así comenzó la historia, la convocatoria aglutinaría a jóvenes con deseos de incursionar en el arte, los profesores, artistas titulados, bailarín, cantante y actriz. Los tres se han presentado ante más de 100 mil espectadores y en escenarios calificados como los mejores, frente a grupos de 50 o 30 espectadores, sobre adoquines, banquetas, pavimentaciones, terracerías, “no importa el lugar, lo que importa es llevar el arte al pueblo”, explica Clara Rivera.
En uno de los salones de la imponente Casa del Estudiante Bajacaliforniano, un grupo de 20 jóvenes memoriza líneas del texto de Juan Rulfo, Anacleto Morones; una crítica social, para los jóvenes de este taller, hace unos días, autor y obra inéditos.
“Lo más difícil es memorizar, cuantimás si son palabras que no conocemos, es bonito porque conocemos otras cosas, otras vidas y nos metemos en ellas, con la maestra Vania hicimos actividades divertidas, nos puso a hacer estatuas, y a explotar nuestro lenguaje corporal, es nuevo para nosotros porque no tenemos maestra o maestro de teatro, y si hacen otra vez el curso, voy a volverme a meter, lo mío es el canto, pero como no sé bailar ni cantar, por eso me metí”, platica Martín Acosta, estudiante del primer semestre de preparatoria.
Verbenas populares de arte
La visita de los artistas antorchistas, no podía dejar sin una verbena musical a los tijuanenses, acostumbrados a la música norteña, pero también a la marcada influencia estadounidense sobre su vida cotidiana, incluido su aprecio musical. Así, una noche después de la labor pedagógica que los llevó a la frontera, el cantante, Edgar Alan López, licenciado por el Instituto Macuil Xóchitl, regala temas de su repertorio a la concurrencia de vecinos invitados a su presentación la noche de un miércoles.
Perfume de gardenias, es la pieza que interpretó al calor de la multitud ávida de música. En cuestión de minutos, se roba los aplausos, y posteriormente se le suma un portentoso coro ante la pieza de Rafael Hernández, El Jibarito, cuya letra brilla en la concierto antorchista. En minutos, el cantante, se vuelve bailarín, una vez que una de las vecinas se apresta a bailar de “cachetito” al lado del intérprete, quien no suelta el micrófono y controla el espectáculo.
Asombrado por el arte, los aplausos no cesan en el público antorchista de Tijuana. Y el llamado de “otra, otra, otra”, lleva al cantante a una segunda pieza de esta gran lunada. El público de amas de casa, padres de familia y pequeños, se roban la noche de la modesta presentación.
El temple de la bailarina, Clara Rivera, se tensa, hoy además de maestra de danza, le toca declamar; la poesía, es una disciplina en la que pocos trabajan, “para el antorchismo es una perla, una joya que tenemos que pulir, trabajar, buscar y perfeccionar, para que el público la disfrute”, explica Clarita, como le llaman sus compañeros.
Antorcha es la única organización política que le apuesta a la cultura
Durante el evento de clausura, donde los jóvenes artistas deleitaron con lo trabajado en el Curso, dirigente estatal del Movimiento Antorchista en Baja California, Ignacio Acosta Montes, agradeció la participación de los maestros y el entusiasmo de los participantes en este curso.
Así mismo insistió en el papel de la juventud en el desarrollo del arte para el pueblo, “Qué organización realiza el trabajo cultural de una manera tan elaborada y organizada como Antorcha, nadie, Antorcha es la única organización que está llevando arte y cultural al pueblo, la única que crea grupos culturales en el seno del pueblo mismo, Antorcha es la única organización que ha logrado mostrarle al pueblo de la capacidad que tienen sus hijos”, explicó Acosta Montes, también Coordinador del Movimiento Antorchista en el Noroeste del país.